Los asesinos de la CNU, AUN IDENTIFICADOS,
¡¡ALGUNOS TODAVIA ESTAN LIBRE¡¡
La investigación de Miradas al Sur sobre el accionar del grupo de tareas paraestatal de la Concentración Nacional Universitaria pudo establecer que por lo menos cinco de sus integrantes, haciéndose pasar como víctimas del terrorismo de Estado, cobraron la indemnización que establece la Ley 24.043, que beneficia a quienes hayan sido juzgados por tribunales militares o hayan estado detenidos a disposición del Poder Ejecutivo durante la última dictadura cívico-militar. Los “beneficiados” son Carlos Ernesto Castillo (a) El Indio, –detenido, igual que Juan José Pomares (a) Pipi, por el juez federal de La Plata Arnaldo Corazza, acusados de haber cometido delitos de lesa humanidad–, Gustavo Fernández Supera (a) El Misto, Dardo Omar Quinteros, Martín Osvaldo Sánchez (a) Pucho y Alfredo Ricardo Lozano (a) El Boxer. Como ya informó Miradas al Sur, estos seis, junto con otros miembros de la banda, también iniciaron los trámites para cobrar la pensión graciable que establece la Ley 14.042, de la Provincia de Buenos Aires, para las víctimas de la dictadura.En todos los casos, estos beneficiarios de la Ley Nacional 24.043 y aspirantes a la pensión que otorga la Ley Provincial 14.042 aprovecharon la letra de ambas normas ocultando su condición de integrantes del aparato terrorista del Estado para mimetizarse entre sus propias víctimas. Los nombrados, junto a otros miembros de la patota, fueron detenidos el 29 de abril de 1976 por orden del jefe del Área de Operaciones 113, coronel Roque Carlos Presti, no por ser –como sostienen algunos de ellos– militantes peronistas que resistían a la dictadura, sino porque su accionar como grupo parapolicial y paramilitar ya no resultaba útil en el marco del plan sistemático de represión ilegal. Esta detención no impidió que varios de los miembros de la CNU, recluidos en la Unidad 9 de La Plata, salieran de la cárcel para integrarse a los grupos de tareas cuando los jefes militares lo consideraron necesario. Varios testigos reconocieron a Castillo como uno de los represores que participaron de La Noche de los Lápices, en septiembre de 1976. En esas operaciones, también fue visto uno de los ideólogos de la CNU que seguía en libertad, el profesor de literatura Néstor Beroch.
Los integrantes de la patota nunca fueron condenados por un tribunal militar y sólo fueron puestos a disposición del PEN un año después de ser detenidos, cuando ya estaban procesados por la comisión de medio centenar robos de autos, dinero y joyas, por los que fueron condenados por la Justicia Penal Ordinaria en 1980. Que estuvieran a disposición del PEN tampoco impidió que algunos de ellos fueran excarcelados en 1979 y pudieran esperar la sentencia en libertad.
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